Nardos te perfumaban la noche,
embriagando a corazones que te aman.
Luminarias te marcaban el camino
que en volandas te llevaban hasta casa.
Susurros de amores por Sevilla
que con 12 estrellas las sienes te adornaban,
plata de luceros por corona
que capitana y reina
querubines te nombraban.
La noche se tiñó de blanca luna
y la victoria se hizo fuerte en tu mirada,
que corona de suspiros te envolvía
y era un cuento de primavera
el que contaba la madrugada.
Consolaban de Paz tus manos,
entre sones y arrullos de nacar,
tu calma nos envolvió en un sueño,
de Domingo y de capas blancas.