¿Quién decide cuánto duran los días?
¿Quién marca la duración de los minutos?
¿Quién coloca las piedras en el camino?
¿Quién acompaña la soledad de los segundos?
¿Quién recoge las lágrimas de los ríos?
¿Cuándo se despereza el sol que nos alumbra?
¿Cuándo remolonea la luna en su cuna?
¿Cuándo se duermen los vientos?
¿Cuándo la tierra despierta de su sequía?
¿Qué mañana nos depara el hoy?
¿Qué hoy será el mañana?
¿Qué marcan las manecillas de los relojes?
¿Qué norte se pierde en el sur que aguarda?
¿Cómo se despierta del sueño eterno?
¿Cómo se duerme la vida efímera?
¿Cómo la nada se llena de todo?
¿Cómo el mal de bien se marca?
¿A qué hostia deja de doler la vida?
¿En qué número vive la Esperanza?
Todas ellas son un eterno dilema, salvo la última porque la Esperanza no vive en un solo número, vive en todos
Me gustaMe gusta
Aunque yo iba he intentado hacer un símil con el número de una casa, reconozco que tienes toda la razón. Ella vive en todos
Me gustaLe gusta a 1 persona
El símil es más que bueno pues la Esperanza la buscamos aunque solo tengamos que vivirla
Me gustaMe gusta
Preguntas que siguen resonando en mi cabeza después de leer, en especial la de «¿a qué hostia deja de doler la vida?». Eso quisiera saber. Gracias.
Me gustaMe gusta
Gracias por tu comentario, yo creo que todos nos hacemos esa pregunta
Me gustaLe gusta a 1 persona
Lo malo es que para responderla hay que insistir en el tema de recibir hostias.
Me gustaLe gusta a 1 persona