Desde mi posición es muy fácil seguir la pista de la vida. Cada día observo, sin ser visto, el ir y venir de personas grises que se mueven sin fin demasiado agobiadas con el medio.
Soy un voyeur cualquiera, que vigila sin demasiados ruidos, que observa a la nostálgica grunge de mallas de cuadros escoceses y botas militares recorrer, mochila en la espalda, los escasos metros que hacen que desaparezca de mi vista. Al lado, caminando distraído, el ejecutivo cincuentón que cree que ha logrado todo en la vida y mira por encima del hombro al jovenzuelo soñador que pasa junto a él arrastrando su ultraligera bicicleta seguro de que su gesto acabará con el deshielo del Ártico.
Los veo pasar junto a mi, con sus ojos vacíos, mirando las brillantes pantallas de sus móviles ajenos al romanticismo de mi presencia. Corren, quizás demasiado, ninguno se detiene a contemplar a su alrededor, a observar. Mi casa se ha convertido en un espacio frío de carteles luminosos y máquinas expendedoras; un no lugar. Ya nadie deja su historia clavada en ella.
Apenas oigo voces, los auriculares han vencido a la alegre charla de antaño y eso me aburre. Necesito relatos, historias, lo llevo impreso en mi ADN igual que lo lleva la joven con ínfulas de escritora que, bucólica, ha abandonado su teléfono y garabatea su cuaderno al compás que marcan los ronquidos de un profesor cansado que agota kilómetros.
Otra vez me paro a vigilar. Echo de menos los días en los que la gente se enamoraba junto a mi. Días de espías y contra espías. Días de conversaciones, de risas, suspiros y hasta llantos. Nuevos rostros pero la misma trama, vidas cansadas como mi pesado vaivén. Siento vidas que suben y bajan, ajenas a mi.
Sólo de vez en cuando alguien siente unos ojos escrutadores observándole y levanta la cabeza buscando al observador pero nunca me encuentran. Me gusta este juego de escondite. Esa es la ventaja de ser un vagón de tren voyeur: mucho tiempo, mucha gente y nunca nadie sospecha de mi.
Según iba leyendo me preguntaba a donde querías llegar con esa reflexión tan profunda, pero no imaginaba que el protagonista sería un vagón de tren, voyeur como tú lo defines. Ha sido una sorpresa ese final. Y sin embargo todo lo anterior encaja en él. Te deseo mucha suerte en el Tintero, Beatriz. Un abrazo.
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Gracias, Jorge.
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Hola Beatriz, tu relato me ha resultado por un lado, interesante pero por otro desconcertante. Sabiendo lo que es voyeur, un observador, que ve o imagina personas desnudas, literalmente se puede interpretar de cualquier manera, eso sí. Teniendo en cuenta esto el segundo párrafo encaja con el título, después me ha despistado el narrador y el final aun más. Dos pasadas de lectura y me ha hecho divagar. Un abrazo
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Gracias por comentar, Emerencia. El uso del término voyeur ha sido, más que nada, porque es más impactante y atractivo que decir, simplemente, observador. Pero me gusta que deje esa sensación de intriga. Un saludos.
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INTERESANTE REFLEXION
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Muchas gracias, Pippo
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Buen relato, Beatriz. Sorprende descubrir que el protagonista mirón y cotilla es un vagón de tren. Mucha suerte en el concurso. Un saludo.
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Muchas gracias, Carmen. Un narrador inesperado.
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No me imaginé que ese mirón fuera un vagón de tren, pero visto el final se entiende su forma de mirar a los demás sin ser visto.
Un abrazo Beatriz y suerte en el concurso el T. de Oro.
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Muchas gracias por tu comentario, Puri. Un saludoz
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Me ha gustado, Beatriz y entiendo perfectamente al vagón de tren.
Suerte en el Tintero. Un abrazo
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Gracias, Sophie. Un saludo.
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Hola, Beatriz. Triste realidad la que observa este voyeur. Poca esperanza deja. Es verdad que hay gestos y acciones que se están perdiendo. La vida ajetreada que llevamos, siempre atendiendo a lo urgente, no nos deja tiempo para lo importante.
Sólo hay una frase que, a mi entender, parece que se contradice: «Nuevos rostros pero la misma trama»
Me ha gustado tu relato de acertadas descripciones, ritmo ágil y cadencia agradable a los oídos.
¡¡Qué tengas suerte en el Tintero!!
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Muchas gracias, Alma. Esa frase hace referencia al deja vú que vive el vagón. Un saludo.
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Ahora entiendo eso del «romanticismo de mi presencia», claro, ¡pues no habrá visto y oído historias tu «personaje»!
Suerte en el concurso, Bea.
Un beso
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Gracias, Chelo. El romanticismo hace referencia a otras épocas en las que se convivía en los trenes. Un saludo.
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Muy buen giro, Bea, y sorprendente. Un final inesperado que pone la guinda a un relato genial. Suerte en el concurso y un abrazo.
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Gracias, Pilar. Mi mirón pasa muy desapercibido. Un abrazo
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´cuanta gente pasa Muy interesante el mirón y la sorpresa del vagón, He tenido que releer para llegar a una profunda reflexión. Me has hecho pensar en ello, cuánta gente pasa a través de ellos sin reparar que nos ve. Un abrazo.
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Gracias por tu comentario, Mamen. Al final, vamos por la vida sin mirar a nuestro alrededor y nos perdemos tantas cosas. Un saludo
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Hola Beatriz, un hermoso relato con un protagonista que no descubrimos hasta el final de la historia. Las nuevas maneras de “comunicarse” “sin comunicarse” hacen que cada uno vaya a la suya, sin ver a quién tiene a su lado. Me ha gustado, es como una crítica colmada de nostalgia.. Un abrazo.
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Muchas gracias por tu comentario, Miry. Un saludo
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Gracias, Beatriz, por participar con este relato en El Tintero de Oro. Un abrazo y suerte.
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¡Qué bueno, amiga Beatriz! Me ha gustado mucho esta reflexiva y serena narración que desemboca en un final sorprendente donde el protagonista es un vagón de tren, y encima «voyeur»; con lo que me gustan a mí los trenes…
Te deseo mucha suerte en el «Tintero».
Un abrazo.
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Muchas gracias por tu comentario, Patxi. Un saludo
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muy interesaante, genial el final.Suerte en el concurso
Ana María Caillet BOis
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Muchas gracias por tu comentario, Ana María. Un saludo.
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Hasta el mismo final no he podido saber a qué te referías. ¡Un vagón de tren! Ahora sí todo cobra sentido pleno. Muy original, Beatriz, no debe ser una mala vida la suya :))
Un saludo y mucha suerte en el Tintero.
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Muchas gracias por comentar, Julia. Un abrazo.
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Hola Beatriz.
Una personalización original de un vagón de tren. No se desvela la personalidad del que cuenta casi hasta la última línea. Tiene además un ritmo trepidante, frases cortas que aportan velocidad.
Como siempre, un placer leerte Beatriz.
Suerte en el Tintero compañera.
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Gracias por tu comentario, Isabel. Un saludo.
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Ve pasar la gente y la vida como antaño la gente se paraba a verlo pasar a él.
Los tiempos cambian.
Un abrazo.
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Gracias por comentar, David. Justo esa nostalgia buscaba en el relato. Un saludo.
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Al leer ,lo del profesor dormido que agota kilómetros enlazado con la joven con ínfulas de escritora que cuelga el teléfono pensé que entre estos dos seres habría esos kilómetros que citas. Pero no, cuál no habrá sido mi sorpresa cuando ambas personas iban en el mismo espacio, en ese vagón de tren que observa todo lo que se cruza en su camino.
Un relato muy original, muy fresco. Me ha gustado, Beatriz.
Me apunto a tu blog.
Suerte en El Tintero. Un abrazo
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Muchas gracias por tu comentario, Juan Carlos. Un saludo.
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Me gusta el relato. Se nota oficio y manejo de recursos. Me gusta todo , excepto una cosa que tiene que ver con las dos afirmaciones que acabo de hacer.
La voz narrativa puesta en manos de un narrador inidentificado es un recurso potente y ¡ocurrente!, porque su principal característica es la de ser observador y compartir sus observaciones con el lector. ¡Qué gran acierto, tratar precisamente una anécdota cuyo personaje/narradorl sea «voyeur»!
La inquietud, el cosquilleo que experimenta el lector, por ese «alguien que nos mira y no vemos» que presentimos que está ahí, por indicios que nos va dando, que nos hace partícipes de eso que solo él y el lector cómplice ven, se va al garete con el final que deja al relato por los suelos.
Lo siento, trataré de mantener mi imaginación virgen y convencerme que no existió el pegote del «vagón voyeur», que de repente transformó algo improbable pero posible (soporte del misterio) en algo inverosímil que rompió todas las reglas, por decisión de la autora, supongo;-).
Lo siento, sobre todo porque la mayor parte de los comentarios que he visto, ven un punto favorable en ese toque, así que con vistas a la puntuación el pragmatismo manda ;-), sobre todo teniendo en cuenta que no participo, jeje
En resumen, un buen relato con un retal impropio del nivel de la autora al menos en este texto.
Algo de lo que pretendo decir, quizá lo exprese aquel poema T. Elliot
¿Quién es ese extraño que siempre camina a tu lado?
Cuando cuento, sólo estamos tú y yo juntos
…….
Como si la existencia del «voyeur» como ese «factor del tercer hombre», la sensación sutil de estar acompañado por alguien y que en cierto modo consigues en el relato (de aquí mi extenso comentario).
Otra forma de expresarlo es esta imagen de Sérgio Valle Duarte
https://goo.gl/Tj4rDB
Suerte en el tintero y que las puntuaciones te sean propicias.
Un abrazo
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Prueba
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Original punto de vista: el del continente de todas esas vidas tan dispares, el vagón de tren. Buen relato, buen estilo y bien resuelto con el giro final. Suerte en el concurso, Bea
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Muchas gracias por tu comentario, Sara. Un saludo.
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He hecho un comentario hace unos días y tengo dudas de que haya sido enviado a spam de forma automática. También puede estar esperando moderación, la llevar un par de URL’ s. En cualquier caso encontré complicado intentar la publicación. Te lo hago saber por si es de tu interés.
Un abrazo
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No domino muy bien lo de los comentarios de Google+ aunque creo recordar que recibí uno tuyo que ponía “prueba”.
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Si quieres recibir comentarios en el blog, tal vez fuese conveniente que revisases las limitaciones que tienes establecidas en la configuración de tu wordpress. Un saludo, y siento las molestias que haya podido ocasionar. Saludos
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Los comentarios me llegan bien, nunca he tenido problemas.
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Hola Beatriz
Curioso relato con final inesperado. Me ha gustado.
Esperando resultados, un abrazo
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En pocas líneas logras trasmitir la huella del paso del tiempo retratando una escogida mescolanza de urbanitas a través del inesperado prisma de ese vagón de tren. Narrativa potente y final inesperado que redondea con acierto tan singular historia.
Suerte en El Tintero de Oro.
Te invito a conocer mi Blog de reciente creación: castroargul3.blogspot.com.es
Saludos cordiales, Beatriz.
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Muchas gracias por tu comentario, Francisco. Un saludo.
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