El teléfono rojo

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一Va la niña y me dice que ella pasa de estudiar, que quiere se influencer, ¡influencer! Le lancé la babucha para quitarle toda la tontería de encima porque eso es lo que necesita la niña -vociferaba Chelo hablando por su móvil en la ventana del patio de vecinos con su cigarro negro de boquilla blanca manchada del fucsia de su lápiz de labio- influencer…una gilipollas que hace posturitas en internet, eso es lo que quiere ser la desgraciada de la niña…porque, vamos, influencer es sacar pa’lante cinco críos deslomándome limpiando escaleras por las noches mientras Paco da vueltas por el mundo con el camión para la miseria que manda.
Chelo daba fuertes caladas al cigarro y asentía escuchando lo que le respondían desde el otro lado de la línea. De fondo, el silbido de la olla express competía con el cacareo de los tertulianos del corazón.
一Te digo yo a ti que mi vida se merece un libro…tenía que venir un tipo de esos que escriben las historias de los demás porque tu sabes que a mi eso de las letras no se me da muy bien…ay Lucre, te dejo que está sonando el teléfono rojo…sí, bueno, ya sé que te lo dije pero hay que pagar las facturas. Venga, un besito, luego hablamos.
El teléfono seguía sonando insistente esperando que Chelo arrastrara sus cansadas zapatillas de rizo hasta el salón. Rozó con sus dedos de manicura deshecha el auricular y tomó una gran bocanada de aire antes de atreverse a descolgar el viejo teléfono de góndola rojo que insistía sobre el aparador del salón.
一Lupe al teléfono, dime en qué te puedo ayudar cielo…claro, guapo, pues un picardías, de tul, transparente, rojo; unas braguitas de encaje y unos tacones eternos…ummmm, claro guapo, hace mucha calor aquí…¿quieres que me lo quite? Qué chico más malo, me van a ver las vecinas -respondió con voz inusualmente sensual mientras cerraba la puerta de la cocina para que no se oyera el cocido hervir y pasaba un dedo sobre el aparador para comprobar si tenía que pasar o no el plumero.- bueno, guapo, háblame de tí, ¿qué te gusta?…ajam, lejos de casa, qué triste debes pasar las noches…camión…¡¿Paco?! Paco eres un desgraciado, sinvergüenza, una aquí hartita de trabajar y luchando con cinco críos y tú gastándote todo en llamar para que te digan guarrerías…mira Paco, no sigas por ahí…yo sólo me gano el pan para esos hijos que me has hecho cada vez que has venido y luego te has desentendido…no Paco, no me vale con que me mandes esa miseria porque el resto te lo gastas por teléfono, ¿qué te crees que no veo las facturas? Pero como soy tonta pensaba que era por las llamadas internacionales…no Paco, no vuelvas, no querrás morir…ya hablaremos, Paco…ya te llamará la niña de la Concha que es abogada…mira Paco, que no, que no…que ya no hablamos más que se me quema el cocido…¡ah, por cierto, Paco! Antes de que cuelgues, que sepas que voy en chandal con los rulos y las bragas de cuello vuelto.

35 Comentarios

  1. ¡Qué buen relato, Bea! Me ha encantado el tono de humor que le has dado, con esos toques de realidad como cuando la protagonista pasa el dedo por los muebles para ver si hay que pasar el plumero mientras entretiene a su nuevo cliente con diálogos subidos de tono. ¡Y ese final es perfecto!
    Te deseo mucha suerte en el concurso.

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  2. ¡Hola Beatriz! Un placer descubrir tu blog.
    Por supuesto que Chelo se merece el puesto de influencer, ¡qué sabrá la niña de esas cosas!…je,je,je Y vaya con el Paco, ¡qué jeta y qué máquina haciéndole hijos!
    He pasado un buen rato leyéndote.
    Mucha suerte en el concurso.

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  3. Un relato la mar de divertido, Bea. Has retratado tan certeramente la escena que casi podía ver a la protagonista y oler el cocido que hervía en la cocina. No sé si ella y Paco arreglarán «lo suyo», pero a buen seguro que han aprendido que las casualidades existen :))

    Un beso y mucha suerte en el Tintero.

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  4. Menuda cara que se les habrá quedado a ambos jaja. Un relato divertido y con un argumento ingenioso, hecho a base de diálogos en los que el interlocutor no aparece en ningún momento, sin duda una dificultad añadida. Te deseo mucha suerte en el Tintero, beatriz. Un abrazo.

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  5. Un relato realmente divertido que recuerda una comedia de enredo y que quedaría muy bien representado en la tele como un corto de humor delirante. Muy bien contado, de forma ágil, con esos logrados monólogos de la atareada protagonista. Mucha Suerte en El Tintero. Un abrazo, Bea.

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  6. Buenísimo , por lo conciso y lo bien que describes todo el ambiente y los diálogos. Y el final genial.
    Me he reído mucho, te felicito por el contenido y la forma del relato Beatriz
    Un abrazo y suerte en el concurso

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  7. ¡Qué texto tan divertido, amiga Beatriz! Me encanta la naturalidad que brota de las frases de la protagonista, y casi la he visto vestida como confiesa al final del relato con ese “tiro de gracia lingüístico”: una luchadora nuestra Chelo. ¡Enhorabuena por el relato, compañera.
    Te deseo mucha suerte en EL TINTERO DE ORO.
    Un fuerte abrazo.

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  8. Jejje esa Chelo cabreada con la niña (y con razón)
    Buenísimo como has conseguido el ambiente cutre, como una peli de Almodóvar y la pobre Chelo diciendo o pensando “qué habré hecho yo para merecer esto.” El escenario contidiano lo bordas, con el murmullo de fondo (el de la olla express y el cacareo de fondo de la tele)
    Has puesto una chispa de humor a una situación tristísima de una familia, como tantas, de currantes (salvo la niña), abocada al fracaso.
    Tu relato es agridulce y muy bien escrito desde la voz del teléfono rojo (Bravo por el carpetazo final)

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  9. Por cierto… me recuerda mucho tu manera de escribir a la autora de una noveleta bufa titulada “La vida manga por hombro” (totalmente recomendable) y la autora “Marimoñas quesque” habla igualito que tu Chelo.

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  10. Una terrible venganza por la infidelidad telefónica justo al final: Que sepas que llevo el chándal, los rulos y las bragas de cuello vuelto.
    ¡Genial! Suerte.

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