Mudanza

Con el jaleo de la mudanza perdí el alicate entre un océano de cajas y chismes que servían para lo mismo que el aguacate en la ensalada, para nada.

Miré a mi alrededor, desesperado y me senté en un viejo taburete que alguien había olvidado en mi, cualquier cosa menos flamante, nuevo piso.

Lloré y los hombres no lloran, o eso dicen, pero vivir en casa de mamá a los 60 tampoco era tan mala idea, ya estaba acostumbrado a que su fantasma me dijera a cada momento qué tenía que hacer.

(Texto escrito para @cincopalabras jaleo – alicate – océano – aguacate – taburete)

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.