La Tía Paca reenvió a mamá un mensaje en ruso que había recibido el Tío Pepe por whatsapp. Mamá preguntó a la cuidadora de la Abuela Charo que había nacido en la ciudad a la que emigró todo el Chernobyl que sobrevivió.
Katya lo leyó, tiró el móvil al váter y corrió a hacer la maleta. Mamá sacó el móvil y lo metió en arroz tres delicias del chino de abajo.
Chin Lu nunca recibió el mensaje. Su número se parecía demasiado al del Tío Pepe. Los rusos ya habían lanzado el virus y él haciendo rollitos.
Je, je, je… Desde luego, el pobre fue el único de los chinos que no se enteró. Desde luego que esta pandemia lo que nos ha hecho ver es que, cuando veamos en el futuro que cierran todas las tiendas de chinos, empecemos a pensar que se acerca algo muy gordo. Un abrazo, Bea!!
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Un abrazo, David.
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