La carretera del valle

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La carretera del valle era estrecha y sinuosa. En algunos puntos del recorrido, era imposible que dos coches se cruzaran sin que uno de ellos cayera por el acantilado.

En noches de lluvia como aquella, la situación era aún peor. La oscuridad se cerraba entorno a la vegetación de las laderas y acababa abrazando a los coches que circulaban sin superar el límite de 60 kilómetros hora que marcaban las innumerables señales que habían colocado en el pequeño espacio que llamaban arcén. Luis apretaba el volante en un intento de controlar aquella tartana a la que se empeñaba en seguir llamando coche aunque hacía demasiado tiempo que debería haber hecho su último viaje al desguace.

La lluvia golpeaba la luna con más rapidez de la que los desgastados limpiaparabrisas podían soportar mientras que la radio hacía varios kilómetros que emitía un sonido desagradable y molesto que Luis intentaba quitar girando desesperadamente la rueda del dial.

Se le cerraban los ojos. Tenía que plantearse de una vez cambiar de casa, su cuerpo empezaba a protestar por el solitario camino de vuelta de cada mañana y cada noche. Sostuvo con fuerza el volante con la mano izquierda mientras con la derecha buscaba el paquete de tabaco entre los huecos del salpicadero. Con la mirada fija en la negrura de la carretera, se colocó el cigarro entre los labios. Los baches del pavimento que hacían saltar al coche continuamente, escurrieron de los dedos de Luis el mechero, que dibujó un triple salto mortal para acabar cayendo en el sillón del copiloto.  

El agua arreciaba cada vez con más violencia. Luis continuaba, inútilmente, intentando alcanzar el encendedor, pero sólo conseguía alejarlo más. Controló el volante y volvió a acercar su mano al sillón, sus yemas rozaron el rugoso tejido de un pantalón vaquero. Giró la cabeza con rapidez mientras la radio seguía emitiendo el insoportable ruido de la falta de señal.

一Cuidado, esta curva es en la que voy a morir.- escuchó su voz desde el sillón de al lado mientras el coche se perdía la negrura del fondo del valle.

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