Te imagino

Te imagino en tu cama dormido, los ojos sellados en un pacto de silencio ante la noche. Te imagino enredado entre sábanas de humo blanco como si una nube rodeara tu cuerpo con la suave caricia de un aire que no azota, que no se mueve con violencia, que sólo susurra en tus oídos los sonidos de las olas en playas infinitas de blanca arena. Te imagino rozando con tus dedos la fina tela de la madrugada, donde la realidad y la ficción juegan de la mano a llevarte a su reino, a sus dominios para demostrarte que eres suyo, su esclavo, sin quererlo o sabiendo lo que ocurre. Te imagino mientras te miro, tu expresión de inquieta tranquilidad, de serenidad fingida, de excitación sobrecogida. Te imagino mientras acaricio tu cuerpo, sin cuerdas sometido, sin piedad juzgado, entre mis manos redimido. Te imagino mientras abres los ojos y mientras clavas tu fina mirada inquisitiva en mis ojos. Te imagino acercándote despacio, midiendo las distancias, jugando con los centímetros de menos que han dejado atrás nuestras vidas.