Mientras el fuego hacía hervir el café, ella repasó el contenido de la carta:
“Estimada señorita:
Una vez estudiado su boletín académico de la escuela local, es un honor para esta institución concederle una beca para sus estudios superiores.
El curso académico dará comienzo el próximo 15 de septiembre. Le esperamos para su instalación en la residencia de estudiantes.
Atentamente,
El Director”
Contempló por la ventana el campo con la taza humeante entre sus manos. Los hombres vendimiaban. Entre ellos, su padre. Ella debería haber estado allí pero fingió encontrarse mal.
Salió de la casa con la maleta.
Sobre la mesa había dejado una carta que su padre nunca podría entender.
“Si alguna vez alguien te lee esto, me gustaría que supieras que te quiero. Pero no deseo ser sólo jornalera, esposa y madre sin más. El saber me hará libre y yo quiero volar muy alto”.
(Relato presentado al concurso «Cientocincuenta» del Ayto. de Graus).