El Padre Manuel ojeaba el periódico como cada mañana cuando se encontró con un anuncio por palabras donde requerían los servicios de un cura. Aburrido de la escasa vida parroquial de su pequeña aldea, llamó al teléfono que aparecía bajo el cartel.
Acudió a la cita señalada, el día señalado. En la sala de espera sólo estaban él y otro señor que portaba un maletín de la Cruz Roja. “Un misionero”, pensó el Padre Manuel. “Un médico moderno que no necesita instrumental”, pensó el desconocido del maletín.
Una señorita los hizo pasar juntos. “Una dinámica de grupo”, pensaron ambos hombres. Al otro lado de la puerta, una muchacha postrada en la cama les esperaba. Se sobresaltaron.
一Tengo una enfermedad rara 一 les informó一, necesito quién busque un remedio y quién me devuelva la fe.